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Foto del escritorHarumi Puertos

Diferencia entre Alma y Espíritu

El alma es lo que une al cuerpo físico con el Espíritu, sin alma, no sería posible experimentar la vida en tercera dimensión. A través de ella, filtramos cada experiencia de vida.



En el alma reside el karma y también lo que conocemos como ego, podríamos decir entonces que el alma es un software sofisticado que se programa con el único propósito de SALVAGUARDAR NUESTRA SOBREVIVENCIA. Cada experiencia negativa, creará un programa de alerta en nosotros que hará que cuando estemos a punto de vivir una experiencia similar, las alertas de peligro se enciendan creando miedos o resistencias en nosotros. Todo es perfecto, todo lo que “atente” contra nuestra sobrevivencia, creará alertas internas en nosotros. Por supuesto, en este sentido, necesitamos altas dosis de discernimiento, para actuar en función de estas alertas, pues NO SIEMPRE responden a la realidad.


El alma es lo más inmediato que tenemos, lo más cercano al cuerpo físico, por lo que es fácil comunicarnos con ella, es fácil conectarnos con sus alegrías grabadas y el deseo de repetir las experiencias que han resultado felices así como también es fácil estar conectados a los miedos y alertas grabados en el pasado, por las experiencias de dolor. La comunicación puede ser tan rápida y directa, que puede impedir que la voz de nuestro Espíritu, sea escuchada. La gran mayoría de las veces, nuestra vida está controlada por el alma y esto significa tomar decisiones, caminos e iniciativas, en base a la programación del pasado, es decir, nuestros miedos no resueltos.


Se hace importante minimizar la voz de la programación del alma, para limpiar los canales de comunicación con nuestro Espíritu y que sea, el Espíritu, quien comande nuestra vida, pues ahí reside la esencia del Ser y nuestra misión de vida real.


Cuando nos volcamos a investigar sobre el significado de Alma y Espíritu, es muy fácil confundir las terminologías y pensar que son lo mismo.


El Espíritu es la esencia del Ser, surge de la Fuente por lo tanto es un elemento externo, es lo que conocemos como “la chispa divina”. El Espíritu es eterno y evoluciona a través del Alma pues el Alma es un vehículo que permite experimentar la vida en los planos inferiores y a través de esta experiencia, es que el Espíritu evoluciona.


Es el Espíritu quien porta la “verdad” de nuestra esencia y naturaleza, pocas veces logramos que el Espíritu se manifieste a través de nosotros, a causa de la interferencia del Alma. A través del trabajo interior, podemos lograr armonizar ambas partes, acallando los miedos del alma y la detonación continua de sus programas y mecanismos de sobrevivencia.

Por lo general, vivimos con el alma en un hilo, con cientos de heridas sin procesar y experiencias del pasado que se han quedado guardadas al no ser liberadas, creando una interferencia constante con el Espíritu, pues esta programación controla al 100% nuestra vida, haciendo que la voz del Espíritu sea inaudible para nosotros. De esta forma, nos quedamos viviendo solo las experiencias “seguras” todo lo que en algún momento nos hizo sentir bien y disfrutamos, lo tomamos con certeza, pero lo que en algún momento nos hizo daño, lo rechazamos sin discernir.


Como ejemplo, imagina que en la infancia tenías mucho miedo al contacto social y en algún momento fuiste “obligado” a tener que exponer algún trabajo en tu escuela. En ese momento, los nervios te paralizaron, te bloquearon y a pesar de haber estudiado tu tema, simplemente no pudiste fluir.


Tus compañeros de clase se rieron de ti y obtuviste una muy baja calificación de parte de tu maestra. Imagina que en la edad adulta, se revela que tu misión en la vida, tiene que ver con la comunicación. Esto se hace evidente porque las circunstancias te van llevando a semejantes experiencias y además, acaban de proponerte brindar una conferencia de un tema que dominas y te apasiona. La proyección de esta conferencia, elevará tu calidad de vida. Tu pánico sigue y esto ensombrece la oportunidad. Por otro lado, muy a lo lejos, el Espíritu se hace escuchar, no lo tienes consciente, de hecho, no sabes que el Espíritu te está hablando, sin embargo, a pesar del miedo, hay “algo” muy fuerte que te impulsa a aceptar a pesar del miedo, “algo” te dice que “es por ahí” que la oportunidad es tuya y quieres hacerlo pero la programación del alma te hace dudar y cuestionarte si es buena idea aceptar o no. Es como si internamente, la voz del “ángel y el diablito” trataran de convencerte de ideas contrarias, tu Espíritu dice.. “si, si, si…!” tu alma dice “no, no, no…!”. Muchas veces, la fuerza del Espíritu nos hace tomar la oportunidad, enfrentar nuestros miedos y experimentar el éxito, porque (como en este caso) la experiencia era para el bien de nosotros y evolución del Espíritu. Otras muchas veces, nos quedamos bloqueados en el miedo, paralizados, y muchas veces, los años de vida no son suficientes para desarrollar nuestra misión, morimos sin haber hecho lo que teníamos que hacer y tenemos que repetir un ciclo más en alguna otra encarnación con el mismo aprendizaje.

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